jueves, 14 de febrero de 2013

LA VERDADERA FE



¿Cuál es la verdadera fe?, esta pregunta ya se la hizo la samaritana a Jesús (con otras palabras) y obtuvo una respuesta muy concreta que al correr de los años parece haber quedado diluida y sin importancia a pesar de su trascendencia, “en espíritu y en verdad”; nada más y nada menos,  en un plumazo,  Jesús desmorona cualquier argumento que pueda separar las diferentes doctrinas con las que los hombres conectamos con nuestra parte espiritual, al menos las doctrinas que reconocen a Jesús como alguien realmente iluminado.     A mi entender existe un fenómeno espiritual que se revela constantemente a los hombres, estos, según su cultura y experiencia intentan explicarlo a sus semejantes; cosa imposible ya que no corresponde a los sentidos que conocemos si no que se descubre por un sentido nuevo llamado "fe", es decir es como que un ciego de nacimiento intente explicar el color rojo a otros ciegos, lo hará mediante símbolos, como el calor o sabor ácido, o quizá el sonido de las llamas; es decir sus explicaciones no tendrán nada que ver con el fenómeno en sí, sino más bien con la sensación que este ha provocado en el individuo, existiendo tantas explicaciones como testigos del fenómeno, todas ellas correctas y precisas desde la perspectiva de cada cual, pero totalmente diferentes al estar influenciadas por la propia cultura y experiencias previas del interlocutor.
De este fenómeno nacen todas las religiones, no en vano Jesús habla de otros rebaños; en mi caso personal, la que más se aproxima a la cultura a la que pertenezco es la católica y por ello me es más fácil de comprender y entender sus símbolos y alegorías.    Pretender comprender el fenómeno espiritual desde otra cultura, hinduismo, budismo, etc. es intentar que te lo explique un ruso sin saber tu ruso y el español, no es imposible y a muchos les valdrá, pero es dar un rodeo; Eso para nada quiere eso decir que esté sujeto a las más o menos permisivas normas de la Iglesia Católica, que de todas formas procuro respetar, si no que es un punto de partida desde donde empezar mi camino, un trampolín, una guía de viaje que me ayuda, pero que, para nada discrimina los otros sistemas, todo lo contrario, me encanta escuchar las experiencias e interpretaciones de otros viajeros, siempre y cuando partan del respeto a mis propias ideas, que pueden servirles o no, pero a mí, por el momento me son muy útiles.
Sí os puedo decir que, al menos desde mi sendero, el viaje es apasionante, vaya a donde vaya, pero ver cómo se desarrollan los acontecimientos de la vida a mi alrededor y como van encajando las piezas unas con otras, dándole sentido a la experiencia de vivir es una experiencia que me tiene impresionado y boquiabierto ante la magnificencia de la creación y la generosidad de su creador.
Sé que me repito, pero no me canso de reconocer los méritos de Dios a medida creo ir descubriendo sus misterios.

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