domingo, 6 de febrero de 2011

¿Y QUIEN SOY YO ENTONCES?


Una vez puesto en tela de juicio absolutamente todo lo que nuestro cerebro nos dice que es real, de lo único que tenemos alguna certeza es que “somos”; no que existimos, ya que existir supone estar supeditados a las limitaciones de la “realidad cuestionable”, alto, ancho, largo y tiempo y formar parte de ese juego creador constante que nosotros mismos generamos desde nuestra mente.         Realmente somos tan solo testigo, observador, con muy poca participación en el desarrollo de la película.,   Nestras decisiones y sus consecuencias, están supeditadas a nuestra carga genética, educación, experiencias, oportunidad, capacidad de respuesta a impulsos concretos,  etc. con un “libre albedrio” muy limitado condicionado por el “ego”.
Recapitulando. Somos un “ego” concebido desde nuestro espíritu que pasa por la experiencia de la vida para, probablemente, diluirse nuevamente con el todo al perder contacto con su cuerpo, siendo este último el residuo que debe regresar al ciclo natural junto con su inteligencia, su memoria, etc.etc, todo lo que sirve al “ego”.   Hay quien afirma que lo único que realmente  ganamos en este juego, lo que nos llevamos, para enrriquecer ese "Todo" son las emociones y para atesorarlas pasamos por la aventura de la vida, el resto de nosotros son solo herramientas inútiles una vez superada esta experiencia.
En el Génesis lo explica con bastante acierto al identificar al hombre como animal portador del “Soplo Divino”, a Adán como el primero que crea conciencia de “sí mismo” y la  consecuencia de esta separación del todo en “La Torre de Babel” , además hace incapié en la aparición de toda suerte de aberraciones y suplicios, fruto de la búsqueda desesperada de la felicidad en lo material, resultado que continúa separando a los hombres unos de otros haciendo cada vez mas difícil entendernos.
Una aclaración. A mi estender, la Bíblia, no pretende ser un libro de historia referente a las desventuras del pueblo Judio, Como otros libros religiosos, la Biblia es un libro muy actual, que utilizando elementos históricos y geográficos nos desvela por medio de alegorías la verdad que se oculta por encima de la realidad.
Está claro que nacemos con una apetencia, un vacío , quizá falta de algo que poseíamos antes de encarnarnos, necesidad que intentamos llenar atesorando cosas terrenas, propiedades que tan solo nos decepcionarán al no saciarnos y llevaran a desear mas; ambiciones en las que ponemos nuestro afán, que nos seducirán hasta el momento de adquirirlas, dejando un hueco mas grande aun en nuestra necesidad una vez conseguidas.   Esto nos llevará a la búsqueda de verdaderas aberraciones, por dar ejemplos un tanto estrafalarios, Rolls Roice de oro, mansiones palaciegas, actividades extremas, experiencias sexuales antinaturales, deformar nuestro cuerpo, alcohol, drogas y cualquier cosa que mente desequilibrada pueda imaginar.        ¿Pero que buscamos exactamente?, seguramente la felicidad, el problema es que la buscamos en la imagen borrosa del espejo, en el fondo de la cueva del mito de Platón y esa crece solo en el lado espiritual de la existencia, jamás en la realidad.        Esta desazón hace que cada vez nos adentremos mas en “la quimera de la vida” tras los espectros del sueño que tan real nos parece y cada vez podamos percibir menos lo espiritual, decepcionándonos, haciendo sentirnos cada vez mas solos, frustrados, mas encolerizados, enfrentados a los demás y justificando cualquier acción por conseguir el equilibrio que necesitamos, todo ello sin reparar que vamos en sentido opuesto a la luz que pretendemos.  Eso es lo que perdemos al limitarnos a este mundo y lo que pasamos buscando durante toda nuestra existencia a este nivel de conciencia.

Somos una gota del océano que se limita por el  dominio del “ego” al separarse de él, creando una ficción a su alrededor que le hace invisible el inmenso mar de donde viene y a donde regresará sin remedio para cumplir con su destino universal como parte del todo.  No nos tomemos demasiado en serio esta vida que no es más que un instante en nuestra eternidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario